Cuando estamos sentadas en un avión a punto de despegar nos dan instrucciones de salvamento y entre ellas la de cómo usar la máscara de oxígeno. Nos insisten en que primero nos coloquemos la nuestra y luego si tratemos de auxiliar a quien tiene dificultades para hacerlo.
Esta es una premisa para aplicar en todo. Siempre primero yo. Identifico mis necesidades y les doy prioridad sobre las urgencias y demandas externas. Satisfago mis placeres para disfrutar de la abundancia que me trae el ahora y colmo mi Ser de mi amor para vivir desde mi corazón.
En la medida en que esté bien, con una mente sana y equilibrada, mi cuerpo está saludable y vital, mis sentimientos son transparentes y mis actos también.
Al ser consciente de mi se me revela sin juicio ni demanda de redención lo que de verdad acontece fuera de mi y entonces me abro al exterior para que desde lo profundo de mi surja la compasión y solidaridad que requiere esa otra parte del TODO, en el que estoy.
La paz es conmigo, la paz es con todas.