Miro arriba, abajo, a la derecha, a la izquierda, a mi alrededor. Escudriño el horizonte y me distraigo con el paso de las nubes.
Retomo mi búsqueda.
Indago el sentido de la vida.
Opto por seguir a otros en pos de sueños que podrían ser míos. Al final desisto agotada por la ignorancia sobre el destino al que me dirijo.
Decido tomar un descanso y en él me encuentro. Soy yo, fragmentada en las partes que la familia, la educación, la pareja, el trabajo, la sociedad, los ideales, las frustraciones... han proclamado su dominio.
Emprendo la tarea de recomponerme. Camino por el laberinto de mi interior. Voy con los ojos cerrados, los abro poco a poco y mis propias sombras me asustan. Me niego a verlas. Vuelvo a andar a ciegas. Giro, doy vueltas y regreso al lugar en el que estaba hasta que lo acepto, y me entrego. Soy toda la que soy.
Con la intención de SER me enfrento al espejo.