El pasado ya fue, ya pasó, y Yo soy el resultado del cúmulo de esas experiencias. Sería otra si lo vivido hubiese sido diferente.
Es cierto que aún escanciamos el ayer y que nuestra manera de hacerlo es a través del recuerdo fragmentado, de algunos sucesos que están marcado por mi lectura y la emoción atrapada en ellos, y que permanece porque todavía nos duele o nos hace felices.
Mirar hacia atrás es importante si hace parte de nuestro ámbito de referencia sobre nosotras mismas; es una herramienta que explica por qué hoy reacciono como antes ante circunstancias que asocio con otras vividas. Me da la comprensión sobre la necesidad de reparar en mi interior aquello que quedó inconcluso y que es presente porque lo vivo aún y en esa medida puedo actuar en él. Me permite ejercer una habilidad y un conocimiento, un aprendizaje, que a través de los distintos eventos que nos han ocurrido he adquirido y me es útil ya, aquí y ahora. Es el uso del recuerdo, como lo dice Deepak Chopra en ¨Tu energía Interior¨, sin dar lugar a ser utilizadas por él.
Pero si mi insistencia en estar en el pasado es para verme como una víctima de otra o para añorar como único un estado de felicidad, reflejo una insatisfacción interna respecto al presente, es decir a quien soy aquí, porque si me amo y amo lo que hago, lo que me rodea, este instante es el mejor como todos lo que seguirán siendo Ahora.
La paz es conmigo, la paz es con todos.