Pensar, mirar y sentir desde la óptica del juicio es un tatuaje en la conducta que expresan nuestras relaciones, especialmente con nosotras mismas. Desprendernos de los peros y el rechazo a lo que sucede y a lo que dicen o hacen las personas que nos rodean significa reencontrarnos a partir de conocer nuestro ego (lo que creemos ser), pues la inconformidad con lo de afuera engloba nuestra dificultad de aceptar la forma como nos expresamos, sentimos y hacemos.
El ego es la investidura que nos hemos cosido a lo largo de nuestra vida con los retazos de nuestras experiencias y creencias y necesitamos amarlo, aceptarlo y permitirle ser, pues lo que es significa una expresión de vida, que como toda la que existe en la naturaleza se renueva, se transforma y se engrandece siendo.
La paz es conmigo, la paz es con todas.