¿Por qué aún tenemos experiencias dolorosas y decepcionantes?
Hemos ocultado parte de nuestras emociones por considerar que expresarlas nos viste de vergüenza, ya que transgreden el sistema de creencias sobre lo correcto e incorrecto, y son precisamente éstas las que desde nuestro interior comunican su necesidad de salir a la luz y se materializan en situaciones que nos causan frustración.
Son las emociones/sentimientos el lenguaje* mediante el cual expresamos lo que requerimos crear, son el alfabeto que ordena un mensaje al principio y fin de lo que existe y por lo tanto las causantes de los aspectos de nuestra vida.
Las emociones son el resultado de nuestro pensamiento y está atadas a un ideario que construimos como sociedad para convivir, para compartir una manera de ver y de vernos. Si etiquetamos lo que sentimos y le damos un polaridad, negativa/positiva, fluctuamos en estados igualmente positivos o negativos, en la dualidad que nos afirma que si reímos demasiado, así mismo lloraremos.
Lo que creemos como una verdad de puño son acuerdos pactados tiempos atrás, mucho antes de estar en el vientre materno y que nos fueron dados como irrefutables, pero que dejan mucho que desear frente al principio único de la vida que es crecer, medrar, mejorar, ser artífices de nuestra felicidad. Por ejemplo abanderadas por ideas políticas, progresistas, religiosas o justicieras matamos desde un insecto que se come la cosecha hasta una población que se niega a darnos la razón.
El amor por una misma es la única referencia que puede validar si las creencias corresponden al fundamento de existir. ¿Me permiten crecer, aseguran mi bienestar, respetan mi unicidad, me hacen feliz? Conocernos y resolver lo que nos aqueja es una prioridad, ya que nos desdibujamos en ese proceso de socialización que nos creó el dogma de la convivencia exterior como causa y motor de la existencia que nace y se fortalece en el grupo, cuando realmente su origen está en nuestro interior. Somos quienes damos forma a lo que nos rodea y si estamos empoderadas nuestro alrededor es poderoso y lo que sentimos en conciencia trae nuestro bienestar.
Al integrarme, ser coherente para que mis pensamientos, emociones y acciones se muevan al unísono en una misma dirección, recibo lo que siento, como resultado único del latir de mi corazón donde el amor y la paz son las señales de lo que deseo crear, de lo que me hace celebrar cada respiro y bendecirme como una expresión perfecta de lo manifestado. ¡Amo la vida!
La paz es conmigo, la paz es con todas.
*Neville Goddard – Sentir es el secreto
Gregg Braden - La Matriz Divina