Existe frente al cómo una tendencia a concretarlo que de alguna manera termina eludiendo lo que aparentemente queríamos hacer.
En diferentes oportunidades observo que hay una característica multifacética de la manera en que se realizan las cosas y que ella tiene que ver con nuestra manera de relacionarnos en el espacio que habitamos. Esto me sorprende siempre que trabajo hombro a hombro con alguien, pues me ofrece una novedosa perspectiva que nunca había imaginado y que generalmente facilita la labor.
También encuentro que cuando en vez de hacer nos circunscribimos en la planeación de hacerlo, se dilata la ejecución y las discusiones son interminables. Esto ocurre por la misma razón: nos relacionamos con el exterior de manera única y nuestra mirada está sesgada por esa interacción. Igual sucede en los momentos en que vislumbramos un deseo ambicioso, ya que nuestra percepción puede anularlo si insistimos en tener una previa certeza de cómo se materializa en nuestras vidas.
Aprendí que si bien existe una técnica -cómo- para el hacer y que la realización es una sumatoria de pasos -proceso-, existen infinitas formas a las que puedo acceder, una vez suelte mi pretensión de escoger una y que lo determinante es establecer qué es lo que deseo lograr.
Como sea, Es. Y el resultado que se concreta fluye de mi propia claridad de Ser, si actúo desde la unficación del pensamiento, sentimiento y acción y de mi confianza en la sabiduría que mora en mi y en el Todo, la que de la mano me lleva a la infinitud de posibilidades que existen para se manifieste en mi vida.
La paz es conmigo, la paz es con todas..