En este nuevo encuentro con el pulso de la Tierra la unificación la hicimos a través del Agua. Un elemento vital que nos muestra recorridos cuando se manifiesta en los ríos y quebradas, quietud en el espejo de los lagos y lagunas, fuerza cuando precipita en cataratas, inmensidad en el mar, humildad en el hilito que baja por las rocas de los páramos y purificación con cada gota que cae de las nubes.
Está presente en en todo y por ello registra consigo nuestras experiencias, sentimientos y pensamientos.
Como cada día 12 nuestra cita se construye de acuerdo al momento. Improvisamos la ceremonia y enriquecemos la oración con todos los aportes que realizamos desde el corazón.
En Marzo el ritual que compartimos evidenció la cualidad de mensajera que lleva consigo el Agua y por ello en un ejercicio de conciencia sobre nosotras mismas le entregáramos pensamientos, palabras, emociones y vibraciones sobre nuestra responsabilidad en la construcción de lo que vivimos y damos a nuestro maravilloso hogar: la Tierra.
Cada una de nosotras tomó un vaso y con un marcador de colocó sobre el vidrio la palabra o frase que deseaba transmitirle al agua para que la imprimiera en su memoria. Luego nos servimos un tanto del líquido y lo llevamos consigo a nuestro círculo de oración y encuentro.
Después de programar cada una el agua de su vaso, la regresamos a la jarra que colocamos en el centro del círculo y continuamos la celebración.
Mantuvimos la rueda y ronda de los deseos que cada una verbalizó y que luego en los giros que realizamos tomadas de las manos, a la derecha y luego a la izquierda, unimos nuestra intención para que se manifiesten. En esta oportunidad repitimos la afirmación: Yo soy eso, eso soy yo, como lo propuso Esperanza.
Recuperamos nuestro vaso y cada una se sirvió nuevamente agua, ahora enriquecida por las palabras que todas escribimos y por los deseos que expresamos y consolidamos en el círculo. La bebimos.
El regalo de este encuentro nos lo dio Clara, quien interpretó dos piezas de danza árabe y nos dio algunas indicaciones sobre cómo mover una parte del cuerpo en tanto aquietamos el resto de él. Para ella esa práctica la une con el poder del baile y de lo femenino. La felicidad de en su rostro lo refleja.
Heidi improvisó un ejercicio de interiorización, que se trasladó a la conexión en parejas, que fuimos rotando, para consolidar la fuerza interior de cada una de nosotras, que fue compartida en la mirada y el abrazo que nos acogió en el amor de ser UNA.
Como cada vez compartimos alimentos, los preparamos en conjunto, hicimos la labor de limpieza y disfrutamos de estar juntas.
Terminamos entregándole a la tierra, específicamente a un árbol de Pino Romerón que se ha resentido por la falta de lluvia, nuestra propia agua -orina* acumulada en el lapso de nuestro encuentro y mezclada con agua del grifo-. El agua le llevó nuestro mensaje de amor, crecimiento... cada una nuestras de las palabras y frases.
Cada nuevo encuentra nos deja la gratificación de habernos volcados en el servicio y la enseñanza de quienes somos que se hace mas profunda con el transcurrir del tiempo. Gracias Amparo, Clara, Consuelo, Esperanza, Girasol, Gloria Amparo, Heidi, Luz Marina, Marina, Matilda y Paola.
*Dada su composición: Agua (representa aproximadamente el 95%), Urea (representa aproximadamente el 2,5%), Calcio, Magnesio, Potasio, Arginina, Aminoácidos, Biotina, Ácido ascórbico, Acido fólico, Vitamina B6 y B12, Enzimas como amilasa y urokinasa, Corticosteroides, Nitrógeno y Amoniaco es un excelente fertilizante natural, que como todos los que se usan en la Agricultura Orgánica requiere agua para diluir su conentración.