Transformar un aspecto personal fue el ritual del encuentro con el pulso de la Tierra del 12 de Abril.
En un día lluvioso optamos por sembrar y árbol nativo, cuya semilla fue germinada de manera natural por los pájaros, lo transplantamos, pero antes cada una escribió en papel blanco y con lápiz la intención de cambio.
Hicimos las tareas de la siembra: abrir el hueco, y en vez de abono recurrimos en secuencia a la entregó su papel a la tierra abierta, colocamos encima el árbol, lo tapamos con tierra y cobertura. Finalmente, formamos un círculo y como en el Reiki, impusimos nuestras manos alrededor de la planta, tanto para entregar nuestra confianza total al poder transformador de la tierra, como para recibir de ella su aceptación.
Ya bajo techo Esperanza propuso un ejercicio de Biodanza, creado por Rolando Toro y cuyo objetivo, en sus palabras: es el de estar atentas al "aquí y al ahora", de manera que podamos: escuchar al otro y responder, fluir con nuestras emociones a través del cuerpo y soltarnos accionando desde el corazón.
Cocinamos juntas y sentadas a la mesa compartimos nuestra aprendizaje de crecimiento interior, experiencias personales que asumimos como milagros y nuestro camino hacia la nuestra propia aceptación y la del otro, sin juicios ni condenas.
Somos ya un círculo de mujeres que se acercan en hermandad y amor para conocernos a nosotras mismas a través de las demás. Gracias Consuelo, Esperanza, Gloria Amparo, Luz Marina, María Emilia y Marlen.
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