martes, 12 de junio de 2012

Conservar semillas

Es una actividad de los momentos de lluvia como los que se presentan ahora en esta zona y que permiten crear un inventario de semillas de los frutos consumidos en la mesa o de los árboles, de tal manera que producimos menos basura y fortalecemos el atributo intrínseco de la existencia, la abundancia. 
Este procedimiento es útil para prevenir que una vez en la naturaleza las semillas se conserven protegidas de los depredadores naturales o de las inclemencias de un tiempo seco hasta cuando se den las condiciones propias de la germinación,
Lo aprendí leyendo a Masanobu Fukuoka*, que las dio a conocer con el nombre de Nendo dango y se trata de encapsular cada pepita en barro, que puede ser una combinación de arcilla y tierra, o simplemente tierra. Para ilustrar  el proceso usé sólo tierra, las semillas de un Dividi (CAESALPINIA SPINOSA) y conté con la colaboración de Marina. Gracias.
Se extrae la semilla, una vez la vaina que 
las contiene esté seca o si son de frutos 
se dejan secar sobre papel.
La tierra húmeda, para que sea maleable, 
se coloca una sola semilla.
Se hace la bolita del tamaño más pequeño posible, 
garantizando que toda al semilla esté encapsulada.
Se dejan secar, se guardan en una bolsa de papel y en verano se tiran, junto con otras elaboradas de igual manera y también de árboles para imitar la diversidad de los ecosistemas, en las áreas libres, especialmente deforestadas, para que cuando lleguen las lluvias éstas liberen la semilla y sea posible su germinación.
*La senda natural y La revolución de una brizna de paja.

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