Con mis lecturas comprendía la responsabilidad como co-creadora de mi realidad y ya había vivido en momentos en los que transformé mis relaciones a partir de un cambio en mi actitud y manera de ver a otra, con la compasión y la claridad que da ponernos en su lugar, como, por
ejemplo, a principios de los 90s entré en un nuevo entorno laboral, en el que había una persona del mismo lugar de mi origen y creí que por ello sería quien me facilitara las cosas, pero fue totalmente lo contrario. Descubrí que me cuestionaba e incluso usó un espía para que constatara si hacía mi trabajo. Por tanto cada vez que entraba en contacto con ella mi pulso se aceleraba y sentía subir la rabia por mi garganta hasta que me detuve y dejé de asimilar su conducta como algo personal. La observé sin prejuicios y puede conocer su miedo, su secreto que permanece secreto y a la vez ser consciente de mi inseguridad, de la falta de confianza que hacía mi oficio carente de entusiasmo. Teníamos un mutuo terreno abonado para la discordia que al salir a la luz, verlo, cambió; nunca fuimos amigas, pero tampoco continuamos siendo enemigas y me desempeñé mejor, disfrutando en el quehacer cada oportunidad.
La reflexión que recibí sobre nuestra participación en lo que ocurre en la vida global me dio la claridad sobre otro aspecto de nuestra interacción y es el de la energía que se acumula, tal cual como la atmósfera, y expande sin fronteras para llegar al Todo y unirse a otras formas similares para cobrar fuerza y manifestarse, vivirse.
Es decir, si en mi ámbito individual me quejo, si critico, si maldigo, si hago de la revancha una ley, esa vibración es aún mas fuerte cuando se encuentra, en esa nube invisible para el ojo, con otros lamentos, juicios, blasfemias y venganzas y su presencia se concreta en guerras, pesares, desgracias, que también me arrasan y a lo que me rodea.
Me pregunté entonces si esa es la huella de mi paso para lo que amo y a quienes amo. ¡De ninguna manera!.
Es mi intención co-crear con cada pensamiento, sentimiento, palabra y acto un hogar, una vecindad, una nación, un mundo, un universo en armonía y celebración, donde la risa y la plenitud sean los compases de la danza que honra el existir en todas sus formas y expresiones.
ejemplo, a principios de los 90s entré en un nuevo entorno laboral, en el que había una persona del mismo lugar de mi origen y creí que por ello sería quien me facilitara las cosas, pero fue totalmente lo contrario. Descubrí que me cuestionaba e incluso usó un espía para que constatara si hacía mi trabajo. Por tanto cada vez que entraba en contacto con ella mi pulso se aceleraba y sentía subir la rabia por mi garganta hasta que me detuve y dejé de asimilar su conducta como algo personal. La observé sin prejuicios y puede conocer su miedo, su secreto que permanece secreto y a la vez ser consciente de mi inseguridad, de la falta de confianza que hacía mi oficio carente de entusiasmo. Teníamos un mutuo terreno abonado para la discordia que al salir a la luz, verlo, cambió; nunca fuimos amigas, pero tampoco continuamos siendo enemigas y me desempeñé mejor, disfrutando en el quehacer cada oportunidad.
La reflexión que recibí sobre nuestra participación en lo que ocurre en la vida global me dio la claridad sobre otro aspecto de nuestra interacción y es el de la energía que se acumula, tal cual como la atmósfera, y expande sin fronteras para llegar al Todo y unirse a otras formas similares para cobrar fuerza y manifestarse, vivirse.
Es decir, si en mi ámbito individual me quejo, si critico, si maldigo, si hago de la revancha una ley, esa vibración es aún mas fuerte cuando se encuentra, en esa nube invisible para el ojo, con otros lamentos, juicios, blasfemias y venganzas y su presencia se concreta en guerras, pesares, desgracias, que también me arrasan y a lo que me rodea.
Me pregunté entonces si esa es la huella de mi paso para lo que amo y a quienes amo. ¡De ninguna manera!.
Es mi intención co-crear con cada pensamiento, sentimiento, palabra y acto un hogar, una vecindad, una nación, un mundo, un universo en armonía y celebración, donde la risa y la plenitud sean los compases de la danza que honra el existir en todas sus formas y expresiones.
Co-creo para mi y para todas y es por eso que cada mañana agradezco el nuevo día y bendigo lo que encuentro a mi paso. Estoy atenta para descubrir lo nuevo que me ofrece belleza y alegría, así como lo que trae consigo una lección que podría inducirme a viejos hábitos de valoración y es ahí cuando me detengo para respirar y exhalar comprensión y benevolencia, primero conmigo misma y luego con el resto, consciente de mi aporte a la creación de las experiencias comunes que ratifican nuestra condición de UNA.
La paz es conmigo, la paz es con todos.
*Louise Hay: usted puede sanar su vida y el Poder está dentro de ti./ Eckar Tolle: El Poder del Ahora y Una nueva Tierra.
*Louise Hay: usted puede sanar su vida y el Poder está dentro de ti./ Eckar Tolle: El Poder del Ahora y Una nueva Tierra.
1 comentario:
En las confrontaciones laborales, pienso que mejor tenerlas pero guardando las formas, los silencios quizás duelen más a lo largo.
La palabra "perdón" ayuda mucho, del primer "perdón" que me dijeron surgió un "perdón" que yo dije.
Tengo un compañero que es un caballero sólo de fachada y barniz, por ello nos tratamos bien pero se el peligro que tiene.
Otro me mandó al carajo tres veces sin motivo, no nos hablamos si no es necesario pero no hay tensión en mi, ignorarlo lo más posible es por fin mi tranquilidad.
Yo tampoco estoy de acuerdo con las revanchas, sólo producen desasosiego y más revanchas.
Y es que estar bien en el trabajo es importante, en él vivimos la mitad de nuestra vida.
Me encanta su blog. Muchos saludos.
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