jueves, 28 de junio de 2012
Cada cual en su camino
es la lección que día a día aprendo de la naturaleza. Observo que cada ser tiene un espacio de expresión única. Las plantas o animales tienen diferencias que los distingue de su misma especie. Todo proceso de vida o cambio se manifiesta en igualdad de condiciones. La lluvia, el sol, la neblina, las hojas muertas que crean colchones de vida, cobran la misma relevancia. Están presentes para ser lo que son. Las flores se abren sin mi mirada y los brotes de crecimiento de los árboles surgen sin mi intervención. Así me rodea la exaltación de formas y colores que crean un paisaje con la capacidad diaria de sorprenderme y que me permite recordar que al entrar en contacto con toda persona la majestuosidad de la existencia se manifestará igualmente en una diversidad que ya es perfecta.
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