Podemos seguir considerando el mundo de afuera, como una instancia separada de nosotras, cargada de una infinitud de cosas por cambiar. Mirar a quienes nos rodean como seres incomprensibles e imperfectos, con una abultada cartera de deudas por pagar para que logremos reconocerlos, aceptarlos y amarlos como son. Mantener los miedos incubados en la niñez para atarnos a un modus vivendi, con la sensación abrumadora de estar separadas y solas cuando a nuestro alrededor dejamos de ver, sentir el mundanal ruido. Y ser infelices porque siempre encontramos qué lamentar y criticar del pasado o del futuro que se avecina, de las personas, de la naturaleza, de nosotras mismas. Desconectadas del ahora
Mi elección es estar siempre presente y abierta a la energía del universo. Elijo el amor que es la fuerza constante del hálito de la existencia, porque su manifestación, sin etiquetas, es el crecimiento. Todo se hace fuerte, empoderado en la unión, en ser.
Mi intención es que mi pensamientos, mis palabras, mis sentimientos y mis acciones sean una expresión constante del amor para que este se exprese en mi capacidad de valorar como Es lo que encuentro a mi paso, en reconocer y admirar lo nuevo que se da y en agradecer minuto a minuto la oportunidad de estar ahí, libre de cualquier predisposición que me impida ser parte de lo que es verdad, ya que sucede, existe y es el resultado de mi propia armonía y paz, de lo que Soy: UNA.
La paz es conmigo, la paz es con todas.
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