Cuando comencé a buscar respuestas en mi misma y dejar de culpar a los demás, quien en ese momento guiaba mi camino, me puso un ejemplo revelador.
Supongamos que voy por una calle tranquila y feliz, de pronto alguien pasa por mi lado corriendo y me rapa el reloj. En los primeros segundos estoy incrédula y me agarro la muñeca con la esperanza de encontrarlo allí, pero está vacía; lo busco en el suelo con el anhelo de hallarlo tirado. Tampoco está, se lo han robado. Empiezo a gritar: ladrón, ladrón y salgo detrás de él. Me encuentro con un policía y éste también corre conmigo hasta que desistimos. Lo hemos perdido.
Regreso, agotada, llena de ira, maldiciendo la hora en que tomé esa ruta, la injusticia, la incapacidad de la seguridad pública y luego lloro incansablemente: - Pero, si era un recuerdo de mi abuela-. -Si lo compré con mi primer salario-. -Me lo regaló mi primer novio-... Me mantengo entre la rabia y el llanto e incluso hago votos de penitencia para recuperarlo, hasta que harta de preguntarle a todo mundo la hora, lo acepto: el reloj desapareció para siempre y necesito uno nuevo. Lo compro.
Desde entonces cada vez que vivo una circunstancia a la que califico como problema, la acepto. Reconozco que está ahi y me pregunto a mi misma sobre los sentimientos -miedo, dolor, negación, ira, autocompasión...- qué me despiertan. Los dejo ser, también los acepto y ahondo en ellos, para encontrar que surgen de alguna etiqueta que me colgué en el pasado y que generalmente tiene que ver con el merecimiento a ser feliz y amada por lo que SOY. En ese intervalo nunca actúo, sólo me observo y cuando la comprensión me da la paz, sigo. Compro el reloj, colmada de gratitud, porque la experiencia sacó a la luz una parte oscura de mi y con ella soy testigo del milagro de la vida, que crea en el exterior lo que mi interior reclama para crecer. G.U.
La paz es conmigo, la paz es con todos.
3 comentarios:
Quiero felicitarte por el giro que ha dado este blog desde finales del mes de enero, yo por lo menos lo estoy disfrutando mucho y apuntándome algunas ideas para practicarlas.
Sigo desde entonces tus páginas con mayor interés.
También te agradezco esta página. Estoy intentando últimamente darle a los problemas que más me inquietan su tiempo y espacio, pero no se me había ocurrido conectarlos con mi propio ser, buscando el porqué me afectan estos especialmente.
Tomo nota debida.
Un saludo
R. Gracias
No tengo palabras para agradecerle este escrito o página.
Pasados unos meses desde que la leí me sigue ayudando.
Publicar un comentario