Para hacer la lejía uso la ceniza de leña de la chimenea, la cuelo para sacar los restos de carbón que han quedado. Luego la mezclo con agua (tres veces la medida de ceniza) o bien pongo la ceniza en una media, la cual introduzco en agua hirviendo, de manera intermitente. Posteriormente filtro el agua de cualquiera de las dos preparaciones anteriores y para ello primero pongo en el embudo algodón y después un colador fino. El líquido resultante es la lejía, que guardo en botellas de vidrio en un lugar seco y donde no reciba luz directa. La de color oscuro, que es el resultado de la primera opción para obtenerla, la utilizo después de una semana, mientras la más clara la reservo por dos meses.
La lejía se usa para limpiar la verdura, limpieza de la casa, en la huerta con el fin de controlar plagas y también para hacer jabón natural.
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