viernes, 1 de noviembre de 2019

"Nada nace grande"

Es la máxima que inspira a Nathalie Silva, en su gestión cultural.
La combinación perfecta entre el campo y la ciudad, trayendo y llevando lo mejor de cada ámbito a uno y otra, es la plataforma que recorre Nathalie Silva, para posibilitar nuevos accesos en la cultura rural y mantener el arraigo por el territorio que habita. "Para mí es muy importante aportarle a las comunidades desde mi área de conocimiento, y formar activamente parte del progreso y el cambio tan anhelado que pide el país".


Nathalie Silva es egresada de la facultad de Diseño Industrial de la Universidad Javeriana y Especialista en gestión cultural, con énfasis en planeación y políticas culturales de la Universidad Nacional de Colombia. Es fundadora y directora de la Fundación Silbido de la Montaña, practica con disciplina danza aérea y pintura.
Luego de vivir en Bogotá, en Otford (Australia) y regresar nuevamente a la capital colombiana, Nathalie Silva se radica en Suesca desde el 2011. Su decisión proviene de su experiencia en el exterior, ya que allí su habitat fue el campo, lo que le hizo tomar distancia del ajetreo e intensidad de las grandes ciudades. 
"Vine a Suesca decidida a encontrar una casa donde empezar nuevamente con Arianna, mi hija mayor…  la aparente quietud de un pueblo, la tranquilidad de vivir en una casa sin vecinos muy cercanos, los animales, el paisaje que acompaña mis días hacen hoy impensable, para mí, vivir nuevamente en una ciudad como Bogotá, lo rural ofrece tranquilidad, ofrece otra velocidad de vida, así mismo permite administrar de otra manera el tiempo, puedo decir que me doy muchos lujos que son inimaginables viviendo en las ciudades: estoy gran parte de mi tiempo con mis hijas, y eso es lo que más amo de vivir en el campo, puedo entrenar (danza aérea) dos veces a la semana en horas de la mañana, claro, por otro lado, hay momentos de mucho trabajo, en los que debo invertir todos mis días, y a veces mis noches".
Se asienta en el municipio sin tener nexos previos y lejos de sus redes familiares, que a lo largo de los años fueron su soporte para crecer. "Cuando yo llegué a Suesca no conocía a nadie, y al principio fue más difícil, pero el tiempo ha puesto en mi camino nuevas familias en quienes he encontrado un gran apoyo también, aunque nunca es igual que ese núcleo que hace parte de nuestra formación desde la infancia".
Con una importante herencia en gestión cultural, ya que su abuelo, Eliecer Silva Célis, fundó el Museo Arqueológico de Sogamoso y descubrió el observatorio pre-Mhuysqa de Villa de Leyva, y su abuela, Lilia Montaña de Silva Célis, recopiló mitos, leyendas y folclore de la laguna de Tota, que con ese nombre fueron publicadas, y reconstruyó la Fiesta del Huán, considerada como la celebración Mhuysqa más antigua, Nathalie se desempeña hoy como gestora cultural. 

"...pasé mucho tiempo en el museo durante mi niñez, y es así como conceptos como Patrimonio Cultural me han acompañado desde siempre. Durante mi pregrado tuve la oportunidad de iniciar mi trabajo con comunidad, inicialmente con población desplazada en Altos de Cazucá, entre Bogotá y Soacha, la labor allí desempeñada marcó mi vida para siempre, me enfrenté a la realidad más cruda del país, problemáticas sociales de las cuales escuché anteriormente, pero las cuales visualizaba muy lejanas a mí y a mi entorno, pero no, son realidades que habitan con nosotros y que nos competen, de las cuales también somos responsables y así mismo, de alguna manera, podemos ser parte del cambio, allí realicé, junto a mis compañeros mejoras de vivienda, en el marco de un proyecto académico interdisciplinario (entre estudiantes de diseño y arquitectura) llamado “Ubicar”, de la Universidad Javeriana".
En los años siguientes su interés por las comunidades la lleva a Bahía Cupica, Chocó y a recorrer el país desde la Guajira hasta el Amazonas, "he convivido con comunidades indígenas, afrocolombianas, campesinas, he conocido raizales, y personas de diferentes nacionalidades, y esto ha nutrido mi labor como gestora cultural, pues soy testigo y amante de las diferencias de las comunidades, he visto esa Colombia pluriétnica y multicultural de la que habla nuestra Constitución Política y ese amor por la diferencia es lo que motiva mi trabajo".
Posteriormente, a la muerte de su abuelo, se une a su familia en la Fundación Eliecer Silva Célis y participa en el lanzamiento de la exposición de los cráneos descubiertos por él, que fundamentan el proyecto "Tras las Huellas de los boyacenses más antiguos", un corto-documental sobre este hallazgo y la publicación del libro del profesor José Vicente, "Los Chibchas: hijos del sol, la luna y los Andes: orígenes de su diversidad"y después en la organización de la “Fiesta del Huán”.
Con esta experiencia y sus "deseos por ser parte integral en el desarrollo del territorio que habito, y también el hecho de extrañar la oferta cultural que ofrece la ciudad y desearla al alcance de mi entorno", crea su propia Fundación, El Silbido de la Montaña, con sede en Suesca. 
"Mi labor como gestora cultural no es fácil, ha sido un camino de mucho aprendizaje, en donde personalmente he trabajado en mi disciplina, constancia, iniciativa; como directora de la Fundación El Silbido de la Montaña cumplo funciones administrativas, como mantener al día a la organización frente a las responsabilidades estatales y de funcionamiento general: pago de impuestos, documentación, administración de recursos, entre otras y funciones de formulación, gestión, implementación y evaluación de proyectos".
El listado de proyectos que realiza Nathalie a través de la Fundación, de manera directa y mediante alianzas,  es  amplio, algunas son: Canto al agua, para celebrar el día mundial del elemento; Festival Titua, tejiendo memorias y saberes, en el que se presentan actividades para la recuperación y difusión del patrimonio cultural inmaterial cundiboyacense; Fiesta del Huán, realizan actividades académicas, lúdicas, artísticas y rituales, en torno a la actividad central: la observación del solsticio de diciembre; Tijiquí, escuela rural de realización audiovisual, programa de formación dirigido a jóvenes rurales del municipio de Suesca; Escuela de arte culinario neo-regional Atabí, formación en gastronomía con énfasis en innovación; Guardianes del territorio, programa de educación ambiental a través del arte y el juego, y Programa Semillero Jóvenes patrimoniales, que acompaña y forma en el manejo de los recursos naturales y culturales del territorio.

Son años que comenzaron en el 2013 y que para ella significan "una profunda gratitud hacia las personas que este camino ha traído consigo, desde grandes amigas con quienes lo hemos compartido y trabajado de la mano, hasta los beneficiarios de cada uno de los proyectos implementados, todos ellos han sido parte fundamental en mi ejercicio profesional de cada uno he aprendido muchísimo.
Su reto cotidiano sigue siendo mantener en continuo crecimiento la Fundación, lograr que sea sustentable, lo cual le implica mucha dedicación y entrega, que se retroalimenta de la máxima que le confió Mario Bonilla Romero, director de Agrosolidaria, Nada nace grande” y dada la trayectoria de la Fundación, ya en Suesca su presencia es notoria.
Nathalie Silva desea ser mejor en todos sus roles  y "visualizo cada vez más sólida a la organización a la cual represento, estamos trabajando en fortalecer los procesos y mi visión es en algún momento, no muy lejano, es acceder a recursos de cooperación internacional, para de esta manera consolidar cada uno de los procesos emprendidos, así como extender nuestro campo de acción y cada vez llegar a más lugares del territorio colombiano".  

Fotos  cortesía Nathalie Silva y Fundación Silbido de la Montaña

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