En el Centro de Biositemas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Colombia, donde compro plántulas de hierbas y hortalizas, asistí a un breve taller de Huerta Casera, en el que demostraron la forma en la que realizan las siembras (en un terreno plano usando coberturas plásticas para controlar arvenses, con abono del material orgánico descompuesto y minerales naturales y algunos químicos que dejan menos residuos tóxicos en la tierra) y la inoculación (colocar directamente) de hongos e insectos que recuperen el equilibrio biológico de control de plagas. De esta experiencia me intereso el concepto de biodiversidad funcional, en la que es evidente que en todos los ecosistema existen interacciones que generan convivencia en armonía, a través de acciones, como la alimentación propia de insectos que comen insectos, en las que los límites naturales se respetan para que coexistan las diferentes especies. Interesante experiencia que muestra la apertura de las aulas hacia nuevos públicos y alternativas de formas de producción.
Para mi es claro que esa característica se recupera en la medida en que soltemos el control, que hemos interiorizado para ver la realidad desde la óptica de nuestro deseo, y permitamos que la naturaleza recupere su dinámica de crecimiento y regulación. Mi relación con el ecosistema que habito sigue siendo la de aceptarlo y hacer en él lo que las intuición me dicta.
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