Me sobraron postes nuevos de la cerca, tablas de la tarima y recibí unas bambulinas cuando se hizo un cambio de cortinas.
Decidí reciclarlas y construir un espacio para descansar, leer o hacer manualidades al aire libre.
Con los materiales y las ideas que me fueron compartidas se creó este sillón de campo, en el que en su espaldar exterior crecen dos enredaderas de Madreselva (Lonicera japonica) y que se vuelve cómodo con una vieja hamaca y cojines también heredados.
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