Cada vez que escucho la expresión ¨hay que salir de la zona de confort, pienso en la inconformidad a la que nuestro sistema de creencias recurre para evadir la aceptación de lo que vivimos y en especial a la necesidad de sufrir, de incomodarnos, y así merecer lo mejor.
Pese a cualquier programación que vivamos y a la que califiquemos como comodidad o sufrimiento, nuestro SER nos desacomodará, nos conducirá a las experiencias que requerimos para crecer, las veces que sean necesarias.
Entonces hablar de zona de confort es otra de las maneras que creamos para condenarnos por lo que hacemos y somos en un momento dado.
Nada hay que cambiar, nada hay que evitar, pues todo confluye en la Unidad y es ahí que la Vida se torna una experiencia maravillosa, en la que somos a la vez materia e intención creadora. Todo coexiste con base en lo que pensamos como verdad y sólo basta abrirnos al abanico de posibilidades para conocer el poder que está en nuestro interior, en capacidad infinita de resolver el presente.
La paz es conmigo, la paz es con todos.
Pese a cualquier programación que vivamos y a la que califiquemos como comodidad o sufrimiento, nuestro SER nos desacomodará, nos conducirá a las experiencias que requerimos para crecer, las veces que sean necesarias.
Entonces hablar de zona de confort es otra de las maneras que creamos para condenarnos por lo que hacemos y somos en un momento dado.
Nada hay que cambiar, nada hay que evitar, pues todo confluye en la Unidad y es ahí que la Vida se torna una experiencia maravillosa, en la que somos a la vez materia e intención creadora. Todo coexiste con base en lo que pensamos como verdad y sólo basta abrirnos al abanico de posibilidades para conocer el poder que está en nuestro interior, en capacidad infinita de resolver el presente.
La paz es conmigo, la paz es con todos.
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