Es común que nuestra bolsa de compra y deseos por satisfacer, no tenga fondo, Nuestra ambición no conoce limites y tal vez el único que no logramos evadir es el nuestro propio cuerpo. Sólo podemos sentarnos en una silla, dormir en una cama, colocarnos un par de zapatos, una ropa, una cartera... una comida a la vez, de lo contrario como mínimo tendremos una indigestion que nos hará pasar un mal, malísimo, rato.
Esta limitación física, real la hemos resuelto con espacios expandidos de nuestro yo: muchos contenedores donde guardar alimentos, comidas preparadas, vestuario, objetos que reclaman nuestro tiempo libre... y para ello hemos colonizado la naturaleza. Cada vez reducimos mas el verde a las materas y cuando que nos detenemos a observar un ecosistema es para encontrar algo que se convierta en un huevo de oro que nos posibilite tener que echar a nuestra bolsa de carencias.
Nuestra prioridades las determinan un estilo de vida que no guarda relación con el orden natural de la existencia. A la atmósfera descargamos emisiones de sustancias tóxicas y afectamos el aire que respiramos. El sol se empalidece en la oscuridad de esa contaminación o lo remplazamos por las bombillas de los áreas construidas para contenernos como fuerza productiva. El agua se ha vuelto escasa y la hemos encerrado en redes de tubería que requieren de fuertes depuradores, pues además cuando está disponible de manera natural es un vertedero de nuestros desechos. Los alimentos tienen efectos secundarios por la toxicidad de insumos químicos usados en su producción.
Vivimos de espaldas a la vida y nuestra supervivencia es realmente un milagro frente a este bombardeo de conductas depredadoras, de las que somos parte en tanto no comprendamos nuestro nexo con Todo e incorporemos individual y grupalmente prácticas cotidianas de preservación y protección de los ecosistemas, que no necesariamente significan una apuesta a la vida básica, de anacoreta o incluso de penitentes.
La calidad de vida en armonía con el entorno es el resultado de nuestra comprensión sobre nuestra capacidad de estar satisfechas, de tener y vivir con lo suficiente, en la confianza de la abundancia del ahora.
G.U.
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