Cada nuevo encuentro nos representa también la novedad de otra experiencia compartida. En esta oportunidad volvemos a la tarea de pintar paredes.
El paso del tiempo se transforma con los coloridos del ahora: el beige y el azul son el marco del esplendor de las plantas siempre verdes y florecidas del patio de la casa de Flor.
A medida en que transcurre el trabajo nos repartimos las tareas que no requieren la suma de nuestras fuerzas.
Trabajar en grupo como resultado del ejercicio de nuestra libertad hace que la constancia nos enriquezca. La labor es cada vez mas ligera porque nos vitaliza la alegría de compartir y nuestra renovada solidaridad refuerza nuestra comprensión de ser UN@.
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