domingo, 26 de septiembre de 2010

POLVO SOMOS

Soy de la misma sustancia y materia que las flores, los pájaros, los insectos, la montaña, la greda, la piedra, el carbón. Me convertiré al morir en polvo, tierra que el aliento que conocemos con el nombre de viento desplaza y asienta para crear vida.

Lo veo en la hojarasca que cae y se convierte en un colchón, en un manto que arropa las semillas que germinan mañana, en los cadáveres de insectos que cada día van perdiendo su forma corpórea al ser diseminados por seres invisibles. Lo nuevo es una constante.
Hay vida y muerte. Todo termina siendo vida en la renovación de la materia que se hace volátil y otra materia.
En esa relación de estar en y ser la Tierra también observo. Veo cómo mi intención se concreta a medida que dejo de hacer, y mi acción deja de extraer para complementar. Lo que ayer era estéril, es hoy un hervidero de exuberancia:
pasto, plantas silvestres, flores diminutas, insectos, pájaros, conejos y los animales que aún huyen al escuchar mis pasos. Es un milagro que no me deja dudas sobre el vínculo entre la materia y la intención humana. Se afectan entre si como parte de un todo.
Es nuestra elección la Tierra en la que vivimos. Esa decisión no sólo compete a las acciones sino que además se gesta en el pensamiento. Desde ahí se comienza a concretar un planeta sano, libre de la guerra. En equilibrio para albergar y ser una humanidad conviviendo con respeto, libertad y amor. Después viene el actuar. El mañana es lo que cuido hoy, en el ahora: donde estoy.


La salud de la Tierra es mi salud porque soy de la Tierra, ella es mi hogar y soy yo.



Fotografías:
de Emilio Constantino.
tomadas por mi en El Paraíso, SUESCA.

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